Los Roques: el lugar donde Dios descansó

Emulando a uno de mis escritores favoritos, Eduardo Galeano, empezaré este post de la siguiente forma: "Donde en la Biblia dice "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del día sexto..." debería decir "Y al ver acabados el cielo y la tierra, el Todopoderoso se retiró el séptimo dia a Los Roques, en donde se maravilló de su obra y descansó"...Y todo aquel que ha puesto sus pies en las mágicas arenas coralinas de este paraíso venezolano, sabe por qué lo digo.

Y es que en Los Roques no se puede más que soñar. Si alguna vez tienes algún problema, duda, aflicción, guayabo (léase despecho) o simplemente quieres estar contigo mismo y meditar... búscate un buen paquete (que los hay, solo se debe mirar bien en los sites de descuentos) y pásate unos 3 días en este pedazo de cielo. Seguramente mucha gente te va a decir, "pero cómo ¿Los Roques, sol@?"  Tú, simplemente te harás de oídos sordos y te dejarás llevar por las recomendaciones de esta viajera, y verás que no te arrepentirás.

Qué esperar y qué no

Si nunca has venido a Los Roques y crees que te vas a encontrar con algo así como Ibiza o St. Marteen, pues dejame decirte te toparás con algo muy distinto. Nada de discotecas a la orilla del mar, ni de lujosos hoteles. Los Roques es un archipielago, prácticamente virgen, compuesto por unos 50 cayos o islotes. Tiene estructura de atolón (conjunto de varias islas pequeñas que forman parte de un arrecife de coral) que es muy común en el Océano Pacífico, pero es única en el Mar Caribe. 

Como todas las islas o parajes de su tipo, tiene problemas de electricidad y agua, y más recientemente de basura, y en esto último quisiera hacer un apartado, pues pienso que de todo, la basura es un escollo que podemos solventar con algo de creatividad, una pizca de consciencia, y mucho de reciclaje. 
Sabemos que las autoridades son las tienen la última palabra en esto, pero la última palabra no tiene que ser la primera, y si a todos nos interesa y nos duele, podemos hacer desde abajo que los de arriba empiecen a moverse gestando o promoviendo en los roqueños y sus visitantes actitudes ecológicas que inviten a la separación del vidrio, el plástico, las latas, el cartón y papel (que además se pueden vender y si bien no son  fuente de fortuna, si puedieran ser un aporte para el mejoramiento de las escuelitas o de otras necesidades) de los residuos orgánicos. Dicho esto, sigo.

Entonces, lo que vas a encontrar en el Gran Roque como en los cayos que se pueden visitar en lanchas, es una incomparable paz y esa sensación de isla desierta con los que todos hemos soñado alguna vez. Mi experiencia en este sentido fue prácticamente mágica, aunque mi amiga Gaby Castellanos  diga que solo me tomé fotos mientras a ella casi se la comen los tiburones (no le crean es una exagerada), les puedo asegurar que la conexión que es posible sentir en este lugar es única. 

Por otro, están los roqueños, gente muy sana, simpática y amable que compartirá, si se lo preguntas, su historia y la del lugar. El Gran Roque tiene varios barcitos y algunos lounge que pertenecen a las diferentes posadas (las hay para todos los gustos y bolsillos), además tienen un Banesco, farmacias, restaurancitos, tienditas, centro de comunicaciones, automercado, venta de hielo, bodegón, panadería, carnicería y hasta un bar, muy al estilo taguarita de pescadores, que están alrededor de la plaza. Así que si esperas vida nocturna olvidalo, lo más que puedes hacer es hacerte de un buen mojito o de una piña colada, y disfrutar de la brisa marina y un cielo con tantas estrellas que te harán temer que alguna te caiga encima.

De cayo en cayo

La visita a los cayos es el centro del paseo a Los Roques. De hecho, estando en uno de los cayos me puse a investigar por el celular (eso es algo sorprendente, tendrás buena conexión telefónica en las islas más cercanas) algo que ya había oído de la gente de la Fundación Científica Los Roques sobre sus investigaciones y hallazgos arqueológicos, y pues resulta que aunque se cree que la presencia humana en este archipielago data de finales del siglo XVII, lo cierto es que es más antigua, y la misma se remonta a fines del primer milenio de nuestra era. De hecho, se han encontrado vestigios que indican que fue destino frecuente de indígenas (presumo, y corríjanme si me equivoco, de la etnia Caribe) navegantes proveniente del Lago de Valencia y la costa central , los cuales llegaban para realizar fiestas rituales. Al leer esto llegué a lo conclusión que la conexión que se siente en este precioso lugar no era gratuita. ¿Qué sabrían estos índigenas qué nosotros no?, es la gran pregunta. Esperemos que los estudios que hace la Fundación Científica Los Roques de con ello. 

Siempre he oído decir a mi amigo Juan Carlos Peraza que los latinoamericanos tenemos la capacidad de distinguir un cantidad infinita de azules, y esa afirmación la constanté en Los Roques. De lo meramente transparente, ante tus ojos incrédulos se despliega una la paleta de azules en las aguas que es infinita, y que varía en su orden según la zona. 

Generalmente, se lleva al turista a los cayos más cercanos, pero yo tuve el privilegio de visitar uno de los más lejanos, Cayo de agua. De allí en adelante, los otros cayos que visitamos Francisquí, Crasquí, Loranquises, Madrisquí, Pirata, Fernando, Noronquí y Dos Mosquises, fueron un rosario de arena blanca, gaviotas curiosas y la oportunidad de tener una playa sin las molestias de vecinos con música estridente. 

Un momento en el que el capitán de nuestra lancha nos llevó a ver las estrellas de mar, y lo mejor no fue verlas, sino tocarlas y devolverlas. Además de esto, toqué por primera vez una esponja de mar y vi tan cerca como ahora tengo a mi perro, a una pequeña y curiosa mantaraya y una cantidad de pecesitos que me hicieron sentir dentro de "Buscando a Nemo". 

Qué ir hacer...

Principalmente puedes ir a desconectarte. Gracias a que los europeos son los que más visitan este archipielagos y les molesta la TV, en algunas posadas como en la que me quedé (Macanao Lodge) no la tienes en la habitación (¡los dioses bendigan a los europeos!) y eso te alejará de cualquier tentación por saber qué está pasando. 

Otra muy buena opción es hacer todo aquello que nunca te has atrevido, y esto incluye deportes acuáticos. En Los Roques hay posibilidad de hacer Windsurf, Scuba Diving, Snorkeling, Paddle o el muy de moda
Kitesurf (Kiteboard o Flysurf) en las posadas te harán los contactos para que hables directamente con los instructores y cuadres la actividad a tu gusto. Algo que no experimenté pero que sueño con hacerlo, es el paseo en velero, incluso los veleros son una alternativa a las posadas. Los más famosos Bicho, Del Mar IV, Houat, Manguangua, Soltana, y Sula Sula. Ya te contaré cuando lo haga.

Y como cierre, algo que no puedes dejar de hacer si vas a Los Roques es el de poner tu granito de arena en pro de la conservación de las Tortugas. Yo hice lo propio y me comprometí y con orgullo muestro la certificación de mi adopción, y mi compromiso de ir a liberarla (ojalá pudiera ir con Arturo) el año que viene.

La Fundación Científica Los Roques tiene un espacio en Dos Mosquises en el que puedes experimentar e informarte de un trabajo de años, casi hecho con las uñas, pero que entraña amor por nuestra fauna, nuestra historia y que aspira a la conservación de la rica diversidad biológica del archipielago en el que seguro Dios decansó en el séptimo día.




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