Viajar a través de las tradiciones
Dado que en todas partes estamos conmovidos con lo de las lluvias, pues éstas no solo han afectado a Venezuela, la cabeza no me da para recomendar algún lugar a donde irse con maleta en mano. Así que, gracias a petición de nuestra amiga Marieangélica Fernandes, conductora del programa Lo Que Faltaba, en el que tenemos un espacio de turismo, en Mágica 99.1 FM, decidimos hacer este post sobre las tradiciones navideñas que existen en otras latitudes.
Por la cercanía con nuestra historia, voy a empezar por España. Las veces que he estado en España por estas fechas me ha encantado ver como luego de la cena Navideña, los niños reciben de los adultos las estrenas navideñas. Generalmente es dinero, el cual luego es invertido para ir a las ferias navideñas. Los pequeños reciben los regalos no de Santa Claus o El Niño Jesús, como acá en Venezuela, sino que se esperan hasta enero, para que Los Reyes Magos le hagan entrega de los mismos.
Sin embargo, en el País Vasco, Euskadi, la noche del 24 de diciembre llega el Olentzero. Los niñitos le escriben cartas con sus peticiones a este señor vestido a la usanza vasca (boina, pipa, etc.) y que siempre tiene la cara sucia por el carbón y lleva una gran bolsa repleta de regalos. El día después de la cena de Nochebuena, en Alemania los niños esperan con impaciencia los regalos. Los pequeños pasan toda la noche a la espera que la campanilla que está colocada detrás de la puerta del salón suene, pues esta es el anuncio de que Santa ya ha traído los tan esperados presentes. Pero los niños no podrán abrirlos hasta que no canten el tradicional villancico de Noche de Paz.
En Irlanda, la Nochebuena se inicia con un rito muy lindo que consiste en encender una vela en la ventana de la casa para dar la bienvenida a la Sagrada Familia al hogar. Esta vela es prendida por el más pequeño de la casa y solo puede ser apagada por una niña o una mujer llamada María. Esta tradición cuyo trasfondo es Celta, recuerda un poco al nacimiento del Dios que renace con su luz y recuerda que el crudo invierno llegará a su fin para dar paso al verdor de la primavera.
Otra costumbre de este país consiste en que, después del 25 de diciembre, algunas familias luego de abrir los regalos, se contactan con amigos y familiares y van al mar a darse el llamado chapuzón el día de Navidad, pues la creencia es que éste les otorgará fuerzas y energía para comenzar el año y estar protegido de enfermedades.
Una tradición muy linda, y que se comparte en otros países de habla inglesa es la de dejar debajo del árbol de Navidad galletas, pan o torta junto con leche o Whiskey (esto suele hacerse en Irlanda) a Santa Claus. Pero no sólo se le deja un refrigerio a Santa, sino que en algunas familias se acostumbra dejar paja o zanahorias para los renos. Algo similar sucede en Alemania, pero con los Reyes Magos. Los niños dejan paja y agua para los cansados camellos.
En Suiza, por su parte, Santa Claus va acompañado por Schmuzli para comprobar que niños han sido buenos durante el año y dejar a éstos bolsitas con dátiles, nueces, mandarinas, higos y chocolate como regalo, cerca del 6 de diciembre. En este país, durante esta temporada me cuentan que aparece una asociación encargada de vigilar a los conductores bebidos. La “Nariz Roja” les ofrece llevarlos hasta sus casas sanos y salvos.
En países eslavos como Letonia existe una tradición llamada “Un regalo, un poema“. La costumbre reza que en la Nochebuena justo después de la cena, hay que buscar junto al árbol los regalos de Navidad, pero nadie podrá abrir el suyo sin antes recitar un pequeño poema. Otra costumbre que hay en estos países y que es común en el norte de Europa es el de la quema del troco de madera.
El tronco navideño, Bûche de Noël o Yule Log es otra tradición de origen pagano que reunía a la familia entorno a la chimenea para entonar cánticos y escuchar historias relatadas especialmente por los abuelos. Para ellos se elegía un tronco de madera muy dura y de suficiente tamaño para que durara toda la noche. Este era decorado con hojas y cintas de colores, luego era bendecido con aceites y encendido por el más joven y el más viejo de la familia. Se creía que en sus llamas se podías ver augurios de cómo sería el año siguiente y las cenizas, se guardaban hasta el año siguiente ya que se les atribuían propiedades milagrosas, protegiendo de los males y catástrofes.
En Francia actualmente, la Bûche de Noël es una suerte de brazo gitano que es el postre obligado de las cenas navideñas, pues es una manera de rendir homenaje a esa vieja tradición.
Venezuela tiene también tradiciones navideñas muy bellas, muchas heredadas de la Madre Patria. En nuestro país, la Navidad comienza desde la puesta del pesebre en la que usualmente participa toda la familia. De hecho, durante un tiempo fue común ir a las exposiciones de pesebres, y por estas épocas los artesanos se afanan en la confección de los mismos. Una creencia muy común es la de colocar en este pesebre las cosas que quieres que el Niño Dios traiga a tu casa o vida: dinero, salud, parejas, casa, etc. En las zonas andinas del país se mantiene una tradición llamada la Paradura, Robo y Búsqueda del Niño. Estas son fiestas donde se representan diversos pasajes bíblicos acerca de la infancia de Jesús, como la del Niño perdido y hallado en el templo.
En la Paradura, al Niño Jesús lo ponen de pie y lo hacen caminar, como a cualquier niño, y hasta donde le nombran padrinos que se encargan de que se pare y camine. Durante estas festividades se entonan cantos, décimas y se reza el rosario, además se efectúa una serenada o procesión de la imagen del Niño en manos de sus padrinos y rodeado del pueblo o la urbanización. Una tradición muy andina es ofrecer, durante la Paradura, bizcochuelo y vino tanto a la familia como a los amigos y vecinos. También se quema pólvora y se encienden velas, los niños se visten de ángeles. Las paraduras se hacen desde el 31 de diciembre hasta el 2 de febrero, cuando se quita el pesebre de los hogares, y se concluye oficialmente la Navidad.
En ciertas parroquias caraqueñas y en algunos pueblos venezolanos el 24 de diciembre, luego de la cena, las familias van a las misas de gallo, las cuales tradicionalmente terminaban en patinatas. Al regresar de éstas, los niños encuentran los regalos que pidieron al Niño Jesús o debajo de sus camas o debajo del arbolito.
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