El ejemplo a seguir que San Sebastián del Pepino dio
Su nombre remite a un remanso natural que se mece al vaivén de las hamacas hechas por sus artesanos. Pero más allá de esto, esta región de Puerto Rico Ubicada en la zona oeste de la Isla del Encanto, este municipio que tiene como emblema sus peculiares montañas calizas, hace que propios y extraños sucumban ante el hechizo del tranquilizante sonido de sus aguas, lo descollante de sus atractivos naturales y lo variopinto de sus tradiciones
Los que conocemos Puerto Rico nos sorprendemos al conocer regiones como San Sebastián de las Vegas del Pepino, pues la Isla del Encanto nos remite rápidamente a playa, sol y salsa de la buena. Pero San Sebastian, uno parajes más encantadores de este querido país, localizado al oeste de la isla y a penas 1 hora y 45 minutos de San Juan, llama la atención por su mágica combinación de topografía singular, historia y tradiciones locales.
Con una temperatura promedio ronda los 75° F y por estar en un área alta y húmeda suele ser un sitio muy lluvioso sobre todo entre mayo a noviembre, lo que favorece su verdor y alimenta el sistema hidrográfico constituido por ríos como el Culebrinas, el Guatemala, el Guajataca, el Sonador, el Juncal y el Guacio, y a otros atractivos naturales como las aguas termales (en el barrio Pozas), un lago (Guajataca), dos cascadas (Salto Collazo y Cascada de Robles) y una treintena de quebradas.
Entre el pasado y el presente
Pero más allá de lo amable de su tierra o de lo prolífico de su legado, lo que sorprende al visitar San Sebastián es el orgullo de los pepinianos por todo ello, y su interés porque su región avance. Así pues, es una zona en la que se aprecia un comercio y urbanismo pujante. Un atractivo que no puede dejar pasar es la exquisita oferta gastronómica. Informal y sabrosa, con inclinación a lo típico, las alcapurrias, los pasteles, el arroz con gandules y el lechón asado, son platos que deben formar parte del menú de cualquier turista.
Fabuloso para ser visitado en cualquier momento del año San Sebastián, tiene ciertas fechas en las que ir puede ser una verdadera experiencia. Y es por esto, que aunque he decidido escribir este año sobre Venezuela exclusivamente, quise hacer un “stop” y a este lugar como un ejemplo a seguir. Resulta que un momento clave en el año en el Pepino (como también se le conoce), es julio, pues en este mes se celebra el Festiva de la Hamaca.
Durante esta festividad se puede apreciar lo mejor de la artesanía puertorriqueña. Las manos más hábiles de todo el país se dan cita allí y hacen gala de hamacas que son verdaderas y únicas obras de arte a precios al alcance de todo presupuesto.
Si quiere hacerse de la auténtica hamaca puertorriqueña, esta es su mejor oportunidad. La hamaca es la más antigua herencia legada de los taínos y las hacían de hilo de Magüey. Actualmente es hecha de cordoncillo, aunque hay artesanos en el Barrio Robles de San Sebastián que tienen acceso a la planta y la confeccionan por encargo. El Festival de la Hamaca se complementa con un espectáculo artístico que dura tres días, kioskos con comida típica, además de exposiciones de pinturas y antigüedades.
Si quiere hacerse de la auténtica hamaca puertorriqueña, esta es su mejor oportunidad. La hamaca es la más antigua herencia legada de los taínos y las hacían de hilo de Magüey. Actualmente es hecha de cordoncillo, aunque hay artesanos en el Barrio Robles de San Sebastián que tienen acceso a la planta y la confeccionan por encargo. El Festival de la Hamaca se complementa con un espectáculo artístico que dura tres días, kioskos con comida típica, además de exposiciones de pinturas y antigüedades.
¿Por qué un ejemplo a seguir?
Esto es simple. Como San Sebastián en Venezuela tenemos pueblos, regiones o localidades capaces de atraer turismo por atractivos que van más allá de las maravillas naturales. Si bien, en esta región boricua hay para ver y disfrutar cascadas, ríos, embalses, edificios históricos y hasta un interesantísimo Complejo Agroturístico que rememora los tiempos coloniales. Lo ejemplar es la fuerza que los pepinianos le han puesto a sus celebraciones y a su acervo cultural.
El Festival Nacional de la Hamaca bien puede ser imitado. Quizás un Festival Nacional de la Artesanía llevaría muchísima gente a Tintorero, o a Mérida, y daría mayor apoyo a esas comunidades que se dedican a este tipo de actividades que son parte importante de nuestra identidad nacional. Mi recomendación es que darse un paseíto por San Sebastián del Pepino, si está por Puerto Rico, y de paso, fijarse bien en cómo cuidan esa bellísima tradición taína de mecer los sueños en hamacas.
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